viernes, 23 de enero de 2009

PRÓXIMA REUNIÓN: el 10 de FEBRERO, para platicar sobre 'En el café de la juventud perdida', de Patrick Modiano

Nos emplazamos para el martes 10 de febrero
a la misma hora (19.30)
en la Biblioteca del IES Giner de los Ríos (León)
con una nueva lectura:

'EN EL CAFÉ DE LA JUVENTUD PERDIDA',
de PATRICK MODIANO


Una hermosísima novela sobre el poder de la memoria
y la búsqueda de la identidad

París, años 60. En el café Condé se reúnen poetas malditos, futuros situacionistas y estudiantes fascinados por la bohemia parisina. Y aunque la nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela, Modiano le da un giro sorprendente. Porque ésta es también una novela de misterio. Todos los personajes, todas las historias, confluyen en la enigmática Louki. Cuatro hombres nos cuentan sus encuentros y desencuentros con la hija de una trabajadora del Moulin-Rouge. Algunos la buscan, otros la aman, y para casi todos ellos la chica encarna el inalcanzable objeto del deseo.

Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945). Está considerado uno de los mejores escritores franceses vivos, ha recibido el Premio Goncourt por La calle de las tiendas oscuras y el Premio de la Fundación Pierre de Mónaco por el conjunto de su obra. Anagrama ha publicado Un pedigrí y En el café de la juventud perdida, declarada por Lire la mejor novela francesa de 2007.

ACTA de la 4ª SESIÓN, sobre 'EL ARDOR DE LA SANGRE', de IRENE NÉMIROVSKY


ACTA:
CUARTA SESIÓN


'El ardor de la sangre'
de Irene Némirovsky


Justo en el día de San Obama, nos reunimos los "colectores" del club con la sangre no muy ardiente, pues además de la temperatura faltó combustible alimentario -¡tomemos nota!-, para engrasar una nueva sesión. Echamos de menos a compañeras: Graciela, Albina, Yolanda –que andaba cerca- y Charo, a la que desde aquí mandamos un saludo esperando que esté bien.

Se incorporan a la plática cinco nuevos miembros/as: Antonio, Raúl, Gloria, Ana y Cholo. Bienvenidos/as.

Aspecto animado. Casi ya multitudinario. De seguir así, dentro de poco lleno hasta la bandera Y habrá que poner el cartelito: "No hay entradas". Clarines y timbales. Comienza la sesión.

PRIMER TERCIO: VARAS
La pasión

Bernardino, que esta vez no venía de corregir sino de la "fisio", entró en corto y por derecho, recibió a puerta gayola, y así, a bocajarro y antes de acabarnos de acomodar, arreó: "¿La mujer en la novela es garante o perturbadora del orden social?". En el tendido se hizo el silencio. Pasada la estupefacción inicial, comenzó el debate por ahí. Algunos pensaban que de lo que trata la novela es de la PASIÓN, de ese furor juvenil desmentido y desacreditado luego en la meseta serena de la edad madura. Choni hizo una primera síntesis: "Si es que la cosa es simple, la novela explica lo que es la juventud. Luego se cambia con la edad, el impulso da paso a la reflexión". Y Ana apostilla: "La madurez representa el equilibrio, la verdad que niega lo que algún día se llegó a hacer de acuerdo con otra verdad".

La PASIÓN se presenta como única verdad -apunta Antonio-, el resto es muerte en vida. Así ocurre con Sylvestre, narrador y a la vez personaje muy implicado en la trama, como dice Tomás, "Y el nexo de todo", añade Choni. Loli lo explica muy bien: "¡Si es que este hombre estaba en todos los sitios!". Es decir, no sólo es omnisciente, sino también omnipresente. Pero le resultaba fácil, porque no paraba en casa; de joven viajando por el mundo y luego, siempre, invitado a todas partes.

¡Qué bueno aquí el comentario de Lourdes!: "Es incluso un invitado en su propia vida". Y es que Lourdes nunca se fió de Sylvestre, no como otros contertulios ingenuos que pensaron que era "el único bueno"... Sí, sí, ¡menudo tramposo! -¿verdad, Bernardino?- y además, revanchista y rencoroso, pues desvela el secreto de Hélène. Ana, muy espabilada, desde el principio se olió que tenía algo que ocultar. En resumen, acabaron apareciendo en el club dos sectores: por un lado, los escépticos y avisados (tendido 7) y los ingenuos (grada general). División de opiniones. En fin.

Raúl pronuncia por primera vez una palabra que se repetirá luego mucho: CONTRADICCIÓN. Unas veces la pérdida de la pasión se lamenta; otras, en cambio, se muestra esa ausencia de pasión como la verdadera fuente de felicidad, ¿en qué quedamos? Cristina entonces insiste: "Pero si ya no le gusta ese 'fuego, ¿cómo es que lo echa de menos?" ¡Este Silvestre no se aclara! Contradicción, contradicción y nada más que contradicción. En eso estamos…

Y vuelve Bernardino a encender motores: "¿Y es creíble la relación entre Sylvestre y Hélène?" "¡Qué va!, si ni cuando están solos dejan entrever eso que existió", este es Félix, que remata la faena así, con ese afarolado… ¡y eso que ya no traía muleta!

SEGUNDO TERCIO: BANDERILLAS
(de fuego, naturalmente)

La moral de los sitios ensimismados

Pero se aporta algo más: quizá sólo Silvestre, el más cosmopolita, el más viajado, era quien podía con cierta distancia "chismorrear" -¡qué verbo más bien elegido, Félix!- sobre esta región y sus gentes, tan bien dibujadas en el capítulo del café. Gente maliciosa, pero también interesada, como nos recuerda Tomás. Historias soterradas bajo una apariencia apacible, de cuento, añade Antonio. Bernardino lo resume así: "en las zonas rurales se vive hacia adentro". Apuntala Tomás: "en la lectura es fundamental situarse en esa sociedad cerrada, sitios ensimismados como el mundo rural de nuestros padres, donde todo fluía en aguas subterráneas y había un acuerdo tácito de silencio. Y, desde luego, una menor sanción social, que consentía todo tipo de relaciones, incluso barbaridades".

Cristina afina más y trata de la transgresión social y la importancia de guardar las apariencias, "y de ocultar el pasado", apunta Mª Jesús.

El coro se fue animando con el asunto de la moral. Loli , tajante, dice: "una cosa es la pasión y otra el adulterio; y esto es todo adulterio". Cholo despliega por fin la capa y entra al quite: "Sí, pero adulterio de segunda categoría, ¡con esos maridos! ¡No me fastidiéis!". Cristina matiza:"Ya, pero Colette tiene poca excusa". Ana apuesta de manera distinta: "Es fácil ser moral, si no te encuentras con la pasión". Cristina y Emma piensan que los únicos garantes de la moralidad - léase François, "modelo de rectitud" y Cécile- salen también bastante malparados. "Cécile –dice Emma- siempre sintiéndose rechazada ante su hermana en las fiestas, en los jolgorios…".

De pronto nos centramos en el personaje de Hélène, "mujer práctica -según Cristina- que olvida todo lo que no le viene bien, incluso a su propia hija". Esa crueldad llamó la atención de Mª Jesús. Bernardino despliega de nuevo el trapo y enciende al personal: "Pero de verdad, ¿creéis que amaba a su marido?"

"Hay varias clases de amor, no una sola, y los personajes de la novela parecen experimentarlos en distintas etapas de su vida", dice Ana. También Carmen opina algo similar en torno a eso mismo.

"¿Y Sylvestre? -se oye una voz en la grada- ¿sigue enamorado de ella?" "Claro, responde Antonio, por eso su vida ha perdido sentido".

ÚLTIMO TERCIO
La faena

"Parece que hubiera dos novelas en una: dos épocas, una totalmente buena y otra toda mala", dice Loli. Y hay un sentir general en que esto es así, cambia el ritmo, los acontecimientos se precipitan después de la apacibilidad de la primera parte. ¿Tendrá que ver con la propia redacción de la novela, que parece que pasó por un tratamiento desigual? Y aquí, como bravo espontáneo hasta ahora escondidillo, ataca Manuel: "¿Insinúas que no lo hizo ella? -¡Huy, qué mal pensados...!-. Quizá este cambio de ritmo se deba a eso, a que a la autora no le dio tiempo a revisar y pulir esta parte. En todo caso, dice Tomás, ¡qué bien dosificada está, qué bien controlada para ser tan breve…!"

También Manuel plantea si la autora, Irene Némirovsky, puede identificarse con el personaje de Brigitte, ya que en su biografía real hay datos paralelos: la "ausencia" materna, el principal. Y es cierto… ¡Vaya radiografía que estamos haciendo a la narración!

Sea como fuere, empiezan unos y otros a leer fragmentos, retazos… que vistos a esta luz –o sea, "a toro pasado", expresión más propia de esta redacción- ya dejan caer pistas… "¡Pero si toda la novela está llena de miguitas de pan que nos lo van poniendo fácil!", dicen Raúl, Bernardino, Manolo, Lourdes… Y seguimos encontrando ejemplos –ahora tan evidentes, sí- que certifican lo que nuestros sabuesos colectores ya han detectado (¡Elemental, querido Watson!).

Y como si se desempañara un cristal nublado, vamos viendo cada vez más claro esa duplicación de historias, paralelismo de personajes (Marc como alter ego de Silvestre; Colette y Brigitte, dignas hijas de su madre…).

Hay un fragmento leído en alto por Félix que perturba a la afición. Termina así: ...Ella parecía sorber, beberse mi corazón. Cuando la dejé marchar ya la quería menos. (Este final provocó que se viera flamear algún pañuelo blanco… ¿petición de oreja o congestión nasal?... Dejémoslo ahí). En cualquier caso, una vez leída la obra, ¿qué esconde este potente final? Quizá, como señala Félix, se valora menos a la mujer, una vez conseguida; quizás es sólo un lamento por el amor perdido o...

En todo caso, se aprovecha la reaparición de Silvio, a quien ya la afición tacha de revanchista y rencoroso, para dedicarle una bronca monumental (el decoro impidió que se oyeran pitos), pues sólo se acierta a explicar que nos cuente la intimidad de la perfecta Hélène por puro despecho. He ahí la verdadera faena de la tarde, que desmorona la vida en paz de una sociedad rural.

Hubo más cosas. Seguro. Pero hasta aquí hemos sabido llegar. Con la sangre ardiendo por tanta pasión y tanto engaño matrimonial y literario, nos despedimos, sin saber ya si éramos un club o una cuadrilla, sin nada que llevarnos a la boca y estrenando la nueva dirección de "Los Delfines" donde brindamos por el año recién abierto.. ¿La tapa? Naturalmente, oreja…

Nos emplazamos para el martes 10 de febrero a la misma hora con una nueva lectura: 'En el café de la juventud perdida', de Patrick Modiano... Recurrentes en la nostalgia estamos, es verdad… Y casi huele a naftalina… En fin, que alguien lleve un bandoneón para escupir un tango lacrimoso.

Y CON ESTO Y SIN BIZCOCHO
HASTA FEBRERILLO EL MOCHO.

ESTO ES TODO, AMIGOS


Lourdes, ¿merece esta faena salir por la puerta grande?....

martes, 20 de enero de 2009

PARA QUÉ LEER, un artículo de CONSTANTINO BÉRTOLO premiado por la Fundación Sánchez Ruipérez

RAZONES PARA LA LECTURA
Por CONSTANTINO BÉRTOLO


Constantino BértoloPara ser inteligente, para creerse inteligente, para sentirse inteligente. Para no estar solo, para estar solo, porque más que solo vale estar mal acompañado aunque mucho se diga que no hay libro malo. Porque hace frío ahí fuera, porque llueve sobre el corazón y gusta ver la tinta sobre los campos de nieve. Para ser entre la gente. Para fumar sin sentirse culpable, para dejar de fumar y las manos no se escapen en busca del aire de nadie.

Para tener un libro de bolsillo en el bolsillo y ocuparse de un mientras, un ya veremos y de un entretanto. Por vista, gusto, tacto, olfato y oído y para saber qué alumbra lo que tanto nos gusta. Por ego y por apego. Para esconderse, para mostrarse, para vestirte, para desnudarte. Porque sí, por si, porque no, para no. Para ser feliz, por no ser feliz, por infeliz. Para andar el camino, para encontrar el camino, para olvidar el camino, para construir un camino, para hacer un alto en el camino. Para no perder el tren.

Por sed, por hambre, por tierra, mar y aire. Para mirarse en el espejo, por reflejo incondicionado, para conocer quién nos habla desde el otro lado del espejo. Por ti, por mí y por ella. Porque queremos ver y que nos vean y sin embargo qué morbo da la “cita a ciegas” (el autor pone la alcoba, el editor la casa, el narrador es el que la luz apaga).

Para ver el humo que avisa donde está el fuego. Porque estar cansado tiene plumas, la avaricia comienza en el dar y porque sólo entonces soy como te quiero. Para tener la libertad que no tiene el solitario. Para pedirte perdón por el daño que me hiciste, echar sal en mis heridas e intentar saber cómo me llamo. Porque puedes estar en misa y repicando, nadar y guardar la ropa, ser Caín y el guardián de tu hermano. Porque si no se las lleva el viento, arden las palabras. Por pié quebrado y tan callado. Para conocer la voz de mi amo y para ver si de una vez alcanzo el silencio. Para ser el enfermo y el psiquiatra. Porque yo no soy como te amo.

Porque el poema es una copa de vino, y se fue, y el mañana no ha llegado. Por punto de partida y de hoja en hoja y leo porque me toca. Porque hay vida más allá del punto y aparte y es sano andar a pie de página. Porque si pierdo la memoria qué pereza. Para ni ser ciego en Granada ni nos obliguen a elegir entre la pena y la nada. Para jugar con fuego y no salir quemado. Porque la letra con letra entra, y sale y vuelve a entrar como beso que no quiere que te calles.

Porque entre todos los libros que he leído nunca he leído aquel entre cuyas letras desfallecieron de amor Paolo y Francesca. Para tirar la mano, esconder la piedra y mojar el pan en sangre ajena. Para que me llames y me ames. Para acabar con la propiedad privada de mis palabras. Porque si echas cuentas te sale a cuento y hasta te sobran dos quijotes y medio sancho. Y por los libros de los libros, mal o bien, pero amén.

~ ~ ~
NOTA: Por este artículo, publicado en el diario Público, el 30 de mayo de 2008, CONSTANTINO BÉRTOLO ha recibido el IX Premio Periodístico sobre Lectura que otorga la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El jurado se decidió a premiar este texto "por su reflexión sobre la lectura como un acto apasionado y contradictorio, donde es posible lo que en la vida es imposible".
Puedes leer aquí otro artículo del mismo autor, (haz click): ‘El editor como crítico frustrado: Constantino Bértolo en el I Encuentro de Crítica y Medios de Comunicación’.

Recordatorio


Amigos/as contertulios: os recordamos que tenemos una cita, HOY, martes día 20, a la hora acostumbrada, 19.30, en la Biblioteca del IES Giner de los Ríos (León), para comentar la novela "El ardor de la sangre". Os esperamos también ardientemente. Un saludo y hasta mañana.

NOTA: Las puertas (y las pastas) siguen abiertas a nuevos lectores y lectoras.

jueves, 8 de enero de 2009

PRÓXIMA REUNIÓN: el 20 de Enero, para platicar sobre 'El ardor de la sangre', de Irène Nemirovski


Pues eso, que la próxima cita es el día 20 de Enero
en el lugar de siempre
(la Biblioteca del IES Giner de los Ríos)
para hablar sobre la novela El ardor de la sangre,
de IRENE NEMIROVSKI

Novela inédita, corta, intimista, rural, bellísima. Apuntes autobiográficos incluidos por una autora de culto: Irene Némirovsky. Letras que han permanecido en la sombra sesenta años, en los recovecos de un baúl, escondidas por la autora, quien fuera asesinada por los nazis. Palabras de la humanidad recuperadas. Descarnada narrativa publicada por Salamandra, ciento cincuenta y ocho páginas de un acierto editorial histórico. Libre voz, provocadora, transgresora. Signos tallados por las manos de una mujer valiente. Párrafos de tonos subidos por el arte depurado. Novela iniciática para seguirla descubriendo. Fluidos memorísticos del amor. Recuentos de alguien que bien podría ser uno de vosotros, lectores y lectoras de esta página, si ahora camináis por el otoño de la vida.
(Lo hemos tomado de —haz click:— Oswaldo Paz y Miño)

Biografía de Irène Nemirovski: recibió una educación exquisita, aunque tuvo una infancia infeliz y solitaria. Tras huir de la revolución bolchevique, su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la Licenciatura en Letras en la Sorbona. En 1929 envió su primera novela, David Golder, a la editorial Grasset, dando comienzo a una brillante carrera literaria que la consagraría como una de las escritoras de mayor prestigio de Francia. Pero la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Deportada a Auschwitz, donde sería asesinada igual que su marido, Michel Epstein, dejó a sus dos hijas una maleta que éstas conservaron durante decenios. En ella se encontraba el manuscrito de Suite francesa, cuya publicación en 2004 desencadenó un fenómeno editorial y cultural sin precedentes: la novela se tradujo a treinta idiomas, obtuvo numerosos premios —entre ellos el Premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido— y fue uno de los libros más leídos en casi todos los países donde se publicó, con más de un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo. En España fue galardonada con el Premio del Gremio de Libreros de Madrid y también cosechó un sorprendente éxito comercial, con más de 90 mil ejemplares vendidos en España y Latinoamérica.


Y con retraso... el ACTA DE LA 3ª REUNIÓN: 'La lámpara de Aladino', de Luis Sepúlveda

TERCERA SESIÓN DE LECTURA
'LA LÁMPARA DE ALADINO', de Luis Sepúlveda

Nos reunimos en el día previsto (martes, 9 de diciembre, ya oscurecido) el equipo lector habitual con dos añadiduras a las que dimos la bienvenida: Loli y unas pastas caseras, compactas y contundentes (tenían manteca pro-colesterol) que Félix había traído de algún lugar del Edén. ¡Gracias!
Ausencias por diversidad de causas: Albina (correcciones de exámenes y posterior neurosis), Charo (embarazo avanzado), Yolanda (sujeta a ventanilla laboral). Todas, pues, justificadas.

Inició la sesión Choni, que ya planteó un sentir común inicial: el libro no había acabado de llenarla a pesar de lo agradable de su lectura; habló del relato Cena con los poetas muertos como el que más le había gustado, por el mensaje moral que encerraba… “y su valor didáctico”, Lourdes dixit.

Loli habló ya de un estilo distintivo sudamericano y con una cierta vena revolucionaria. Félix apostó aún más fuerte: le había encantado el libro: su mundo lleno de imágenes y la galería de personajes (náufragos, fronterizos, apátridas….) así como los lugares y emplazamientos de los relatos (islas, jungla…). Él ve dos vertientes: lo americano y lo europeo, ejes que dan cierta unidad al libro. Destacó ya “Hotel Z”. El propio Félix (“¡Elemental, querido Watson!”) había rastreado las menciones topográficas a las que se alude, que son, en efecto, reales. Insistió en el fiel reflejo de la Patagonia: viento, frío, conchas, yerbas, indígenas patagones… desolación. También el lenguaje deja caer expresiones de allá (“petisa”, “piolar”…).

Cristina rompió una piadosa lanza y destacó el optimismo y la consideración de “buenas personas” que los personajes tenían. Se detuvo más en el personaje de “Historia mínima”.

Tomás ya incide en la carencia de originalidad, sin que ello haya de ser menoscabo, pues todos los cuentos parecen ya leídos, asentados en otras narraciones ajenas, y hasta llegó a hablar de un lenguaje un tanto sobrepasado (puso ejemplo en el primer párrafo del primer cuento).

Lourdes derivó directamente al mundo de las mujeres del relato. “Personajes sin consistencia, espectros”, así los definió. Luego se ratificaría con pormenores esta afirmación de Lourdes.

Manolo destacó el ritmo. Aludió a “Ding dong, ding, dong son las cosas del amor” y leyó un ejemplo descriptivo donde la morosidad estaba muy bien expresada. También aludió a la relación entre el vino y el amor, presente a través de ese mismo relato. Asimismo, destacó “La isla” por su tono poético. Sobre este relato, surgen distintos pareceres sobre el sentido verdadero del amor de la pareja: Cristina confiesa que se sintió molesta ante la actitud del protagonista, que la deja sólo porque ella no acepta someterse al papel de amante convencional. Esta opinión supuso posiciones controvertidas de unos y otros sobre el asunto. Cuando empezó a rozarse el cotilleo vil, hubo un sagaz golpe de timón. Y a otra cosa, mariposa.

Al surgir el tema de la relación de estos relatos y el cine, se habló de la película “Historias mínimas”, de Adolfo Arostaráin como posible referente. Ello llevó a tratar con más detalle la vinculación entre Sepúlveda y el cine (lenguaje, estructura de los relatos, etc.). Fue entonces cuando Bernardino rompió su voto de silencio (“Es que yo vengo de corregir”, adujo) y abundó en que una de las claves de la lectura del libro podría ser precisamente ésta: su talante cinematográfico (planos, contraplanos, zoom…). Bernardino se embaló. “Más que una copia de otros relatos, el libro es una serie de homenajes a otros autores, incluso al mismo Sepúlveda, en la primera historia y en “La reconstrucción de la catedral”, que recuerda a su novela Un viejo que leía novelas de amor. También desvela que acaso hay que saber entender el lenguaje del autor, lleno de deliberados excesos, mezclas, descuidos… Todo oficio.

Item más, roto y bien disipado ya el voto de silencio, Bernardino –paradójicamente— apuesta por el relato más breve (¡esa sí que es un verdadera historia mínima!): “El árbol”. Nos hace ver los valores de un relato que parecía haber pasado inadvertido. Luego Lourdes apostaría por este relato sobre los demás.

Para terminar, entre pasta y pasta, se jugó a defender por cada lector un relato del libro. Resultó que “Hotel Z” obtuvo cuatro votos; “La porfiada llamita de la suerte”, tres. Y con dos votos se rescataron “Historia mínima” y “El árbol”. Era una manera distendida de abordar la traca final.

Terminada la sesión, pareció congruente ir a despedirnos a “Los delfines”. Su dueña, Rosi, es peruana y el local, en efecto, hacer frontera entre dos calles… talmente un lugar en tierra de nadie, como esos relatos recién saboreados.

Y así quedamos citados en el lugar de costumbre para el día 20 de enero con la novela El ardor de la sangre, de Irene Nemirovski. Es deseo de este dúo amanuense miniador el desearos que paséis las navidades de las dos únicas maneras posibles:
Bien o en familia.

Felices días. Y la nieve sigue cayendo, casi asustada y pidiendo excusas, sobre la ciudad…